La sombra de la tercera persona

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Vosotros los que leéis aún estáis entre los vivos; pero yo, el que escribe, habré entrado hace mucho en la región de las sombras. Pues en verdad ocurrirán muchas cosas, y se sabrán cosas secretas, y pasarán muchos siglos antes de que los hombres vean este escrito. Y, cuando lo hayan visto, habrá quienes no crean en él, y otros dudarán, mas unos pocos habrá que encuentren razones para meditar frente a los caracteres aquí grabados.
Edgar Allan Poe


Arrière Pensée: El drama cósmico que había rondado mis sueños desde que tenía memoria había adquirido un rostro. Aquella parte de mi misma estaba cobrando tanto poder que amenazaba con tragarse todo lo demás.

Recuerdo que era una noche clara pero opresiva, las estrellas gruesas y bajas, con una luminosidad espesa. Él, estaba sobre una baranda, fumando un cigarrillo, con los ojos puestos más allá, tan negros como pozos en una noche sin estrellas, fríos y penetrantes; que solo consiguen revivir la nostalgia de las cosas que no se han vivido. Era una mirada de niño solo y perdido, como pidiéndole perdón a todo el mundo.

Su voz era tan dulce y amable, afectuosa, como la que ansían oír los amantes del otro lado de la almohada o esperan oír los niños cuando los llevan a la cama por la noche. Era un conversador sublime, de esos que hasta borracho parece ser un genio por su astucia y contundencia en sus variadas opiniones sobre lo divino y lo humano.

Fue tan real como cualquier cosa irreal, un fantasma cuyo espectro está en todas partes y su sustancia en ninguna. Tan desconocido pero visto desde hace mucho se presentó ante mí, como esas sombras que no mencionas y que sin embargo sientes moverse silenciosas.

Si, hay una sugerencia de algo; en la personalidad de este hombre es una brecha como un escape en un dique, y por ese escape, es posible que el futuro vierte algo en una forma diferente, algo quizá terrible o maravilloso, pero nuevo.

Poeta Maldito: Él era aquello maldito, el grito encendido en la frontera desolada, tan imparcial como inconstante. Fue una presencia desnuda, una simple aparición molesta en tu mente.


***


Andrés Caicedo: ...Gracias a ti, que me elegiste de sólo posar tu mirada en mí y me diste el entendimiento, la inmediata comprensión de que me habías elegido, y de que en ese acto se me iba, está bien, digamos, mi razón, mi orden, mi especial modo de ser con la disciplina que confunde a mis compañeros, a mis seres queridos, ya no más queridos si te quiero a ti y los comparo con ellos. Erraré por estas calles y te buscaré hasta encontrarte.

Sin embargo ahora… Esa es la verdad, amor: te olvidamos. Y en esa verdad estriaba la razón de tu maravilla: no dejabas nada para recordar, no se podía

***


Arrière Pensée: Nunca pensé estaría tan cerca, bueno sería que mi corazón me hubiese guiado en ese instante, pero no dijo ni pío, se limitó solo a latir velozmente. Me sentí tan frágil en medio de tanta hermosura y rodeada de tanta crueldad. Sentí que el amor anónimo que yo había alimentado por años de soledad se había concentrado en él. Pero no me sentía libre, sino más bien desconectada, como si flotara en la voluntad de otra persona.  Su presencia había producido en mi sentimientos que oscilaban de manera tan extraña entre el amor más puro y el odio más desenfrenado. Mi mente parecía una masa de actitudes contradictorias.

Deseé un trago, llene el vaso lentamente, dejando correr el líquido para verlo salpicar y brillar, para oír su rumor refrescante; la respiracón se le sentía. Ese saber que existía y que estaba aquí a mi lado me hacia sentir mejor.  Me rodeo la cintura con el brazo. Yo sentía su desespero, y dijo - No tenemos nada que decirnos ¿Por qué?- . Se quedó un rato meditando, luego se despidió con gesto ausente.
Quise devolverte, para comprender que te quería. Pero me quedé parada en medio de un silencio. Mi cerebro se quedó braceando entre tinieblas, y yo me quede confusa y exhausta. Tanta tranquilidad y tan de repente el miedo fue entrando de a poco, fue imposible sacarlo, lo único que gané fue alimentarlo con mis pensamientos...
Tuve miedo de cosas imaginarias, aunque sabia que nada de eso existía.

Andrés Caicedo:...La odio a ella por no haber podido vencer a su propia conciencia y a sus falsas libertades. La odio porque me demostró demasiado rápido que me quería y me deseaba, pero después no supo responder a estas demostraciones. La odio porque no las supo demostrar, pero ese día se fue cargando con ellas para su cama. Yo la quiero muchacha estúpida, ¿no se da cuenta? Pero apartándonos de eso la odio porque me originó un problema el berraco y porque siempre se iban con mis palabras, con mis gestos y mis caricias, con todo… otra vez para su cama. Pero, tal vez, para nosotros exista otra gloria al final del camino, si es que todavía nos queda un camino… quién sabe…

Sí, odio todo esto, todo eso, todo. Y la odio porque lucho por conseguirla, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso la odio, porque lucho por su compañía. La odio, porque odiar es querer y aprender a amar. ¿Me entienden? La odio, porque no he aprendido a amar y necesito de eso. Por eso odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada…
A nada
A nadie
Sin excepción.


Arrière Pensée: … Pensé que podía ofrecerte compañía, pero lo pensé bien, siempre has estado solo.

***


Arrière Pensée: Todo parecía estar, como debía estar. El silencio estaba sentado de nuevo en el corredor con su indiferencia y su paz. Sin embargo, ese sentir que la soledad era algo reciente y que algo fugaz había desaparecido, perduró vibrando en el ambiente como un leve temblor. Sentí un dolor apagado y agobiante, el dolor de haber perdido algo.
Andrés Caicedo: ... quizá ya no existes. Tal vez vivamos felices, no podría decirlo. Sería igual asegurar que uno -a uno y que dos es igual dos mas d o dds dos. Por eso, porque no existes, no nos preocupamos de nada. No tenemos propósitos, dejamos que todo nos suceda porque sí... No por que nosotros estemos interesados en que pase.

***


Arrière Pensée: Lo único que logre con mi actitud, fue entrar en un nihilismo, echando todo por la borda -ahora volviendo a caer en el tono degradante y cínico-. ¿Cómo no exasperarme cuando mi cerebro conserva tantas cosas encerradas tan imposibles de alcanzar?

Pensaba que era una mujer hecha para el aire libre, sin ataduras, sin apegos. Disfrutaba de mi libertad eligiendo estar sola. Pero todo esto no era más que una sonrisa simulada, mientras se tragaba la repugnancia.


Lo que hice esencialmente, fue superar la vergüenza aceptando lo que paso, lo que sentí entonces. Encajando mi experiencia como la pieza de un mosaico en un dibujo antiguo, y gracias al acto de colocarlo en su sitio liberar el dolor individual. Dejo el dolor donde no pueda hacerme sufrir, por eso lo convierto en un cuento o en una historia.

Las cosas que resultan importantes en la vida llegan sin darse cuenta; no se las espera, puesto que no han cobrado forma en la cabeza. Se les reconoce, después de que han desaparecido.

Eso es todo.

***


Edgar Allan Poe: Hombre misterioso, de aciago destino! ¡Exaltado por la brillantez de tu imaginación, ardido en las llamas de tu juventud! ¡Otra vez, en tu fantasía, vuelvo a contemplarle! De nuevo se alza ante mí, su figura... ¡No, no como era ahora, en el frío valle, en la sombra!, sino como debió ser, derrochando una vida de magnífica meditación en aquella ciudad de confusas visiones...¡Sí, lo repito: como debió ser.

FIN

"Quienes han tratado de describirlo, caen a veces en cartabones, inadmisibles y mentirosas figuraciones."
 

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