Millares de barcos se construyen en torno nuestro, majestuosas y enormes embarcaciones se preparan. Su destino sigue siendo un misterio, parámetros del espectáculo... quién sabe?
Debo confesar que no hago parte de la tripulación ni del conjunto de polichinelas que pueblan y llenan aquel festín. Soy solo una observadora cuya atención es ausente pero pensativa; me he abandonado a la idea que mi voz se escucha como el silencio, pero a diferencia de otros no llegue a desterrarme a mi misma.
Mezclada entre la multitud estoy mucho más contenta de ser como soy. Ellos piensan que con sus voces lograrán que un "soberano" los libre, pero sus ruegos son apenas audibles. La entra en los tronos solo está permitida para aquellos papeles que traen inscritas las palabras que serán expuestas agradablemente; con el fin de confundir ( dicen que escucharnos es difícil, contentarnos es inimaginable), una mente distraida nunca consigue su fin, nos fascinan con dulces figuras sumergiendonos en un mar de ilusión.
Habrán burlado nuestras esperanzas y engañado nuestros deseos?
Estaremos siendo excluidos?
¿Me atreveré a decirlo?... ¿Y por qué no?
Les atribuimos todo cuanto poseemos, dándoles un atractivo ideal. Fuimos solamente una polilla para si mismos; forjamos una serie de seres en los cuales ocupamos el último lugar.
Así, pues, este hombre perfecto es feliz y vive en el mundo con la creación de nuestras fantasías.
Arriere Pensee.
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